Juventud de la Bella: 2014

El anhelado nuevo paso procesional para la Stma. Virgen Bella, de traza originalísima, nos volverá a ofrecer la estampa de la imagen eucarística de Nuestra Señora bajo palio, cual Singular Custodia. Ha sido ejecutado en los talleres sevillanos de ‘Orfebrería San Juan’, basado en la idea original de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Bella.

El proyecto, dota de coherencia artística a su patrimonio y asume, en sí mismo, un alto valor catequético; pues si cualquier Imagen de la Virgen María por ser considerada como primera Custodia de Cristo, tiene el privilegio de procesionar bajo palio, cuánto más la Imagen Eucarística de Ntra. Sra. de la Bella, por tener el excepcional privilegio de acoger en el Tabernáculo Sagrario de su pecho, al Sacramento en la tarde del Jueves Santo, convirtiéndose Ella misma en Monumento Eucarístico.

Responde éste al deseo de un amplio sector de hermanos, de realizar un paso que estuviese a la altura de tan excepcional Imagen de la Madre de Dios, al valor artístico, bagaje histórico y a la secular devoción que los leperos profesan a nuestra Celestial Patrona. Todo ello se tenía que conjugar en una obra única, distinguiéndose por sus peculiaridades, originalidad, singularísimo trazo y exquisito diseño.

El paso sigue los modelos estilísticos decimonónicos, con valientes reseñas renacentistas, y de clara influencia romántica con profusión decorativa. Se compone de palio que hace las veces de baldaquino, con crestería, sostenido por cuatro varales que se levantan en el cuerpo central de la parihuela, donde se asienta y deposita el escabel, sobre el cual irá entronizada la Stma. Virgen. El citado palio dejará exento los cuatro candelabros de guardabrisas que ocuparan las esquinas. La base del paso se compone de baquetón perimetral con esquineros y respiraderos de malla, de los que salen airosas maniguetas. Todo el conjunto en orfebrería en plata, con alternancia de elementos en metal pulido.

Consta este paso de respiraderos de líneas rectas, al más puro estilo neo renacentista, arrancando con moldura de hojas de acanto, y del que cuelga un marco en el que se entrelazan hojas de acantos y una lazada, para recoger el dibujo vegetal airoso, sobre malla de orfebrería que se entrelaza entre sí, y siendo este repetitivo a lo largo del contorno del mismo, solo cortado por grandes cartelas en talla policromada procedentes del antiguo paso procesional y que representan la Anunciación, la Asunción Gloriosa a los Cielos, la Realeza de María, Coronada como Reina y Señora de todo lo creado, la representación de la leyenda de la entrega del cajón que contenía a la Imagen de la Virgen, o la apertura del mismo por los Frailes Menores. Estas cartelas ornamentadas y de gran bulto destacan sobre las líneas rectas de su entorno, para finalizar con cuatro maniguetas torneadas valientes en su tamaño, pero con un suave tocado de cincelado.

Se alza la mesa con baquetón perimetral, con moldura superior e inferior, a semejanza de las existentes en los respiraderos. Sobre fondo liso, se reproduce una estrofa de los gozos a la Virgen de la Bella, en metal pulido, con alternancia de piezas con incrustaciones de espejos.

En la zona central nacen los cuatro varales, cuyo diseño responden a la denominación ‘de aguja’, por comenzar en su base más ancho que en su terminación. Estos empiezan en una base cuadrada con ochavas, todas cinceladas con una ornamentación renacentista, pero con un tocado al estilo decimonónico, seguido de piezas entallada de acanto, para arrancar con un tubo decorado con una ornamentación inspirada, en la que la Virgen lleva en su vestido. Continúa con una pieza central entallada y cincelada de que salen cuatro tubos de mayor a menor con una decoración helicoidal, recordando el marco del respiradero, intercalándolo con nudetes torneados lisos. El varal se remata superiormente, con una jarra de azucenas, símbolo mariano por excelencia.

Estos varales sostienen el preciosísimo techo de palio de un paso antiguo procesional de la Señora, ya desaparecido, ejecutado en tisú de oro verde manzana de ancha y profusa orla floral, con bordados en oro del S. XIX, siguiendo las técnicas en canutillo, lentejuelas, hojillas, espejuelos y cristalitos, que proporcionan al conjunto un delicado aire romántico. Esta exquisita pieza fue restaurada en 2010 en el taller de la excepcional bordadora sevillana Charo Bernardino Díaz.

La particularidad de este palio, no solo queda en los cuatro varales, si no en una crestería polilobulada, compartida en tres cuerpos en su frente y cinco en su lateral, teniendo en la delantera y trasera cartelas inspiradas en las sacras de plata antiguas de la Hermandad, que se utilizan en los altares de culto. Todo ello ornamentado de motivos eucarísticos al estilo propio.

De esta crestería penderán unos bellísimos paños de tul antiguos bordados en hojillas del S. XIX, adquiridos recientemente en la prestigiosa casa de antigüedades ‘Bastilippo’ que harán las veces de elegantes, primorosas y delicadas bambalinas y que serán adaptados y restaurados por Charo Bernardino. Dichas bambalinas con corbatillas y con borlones de seda en sus extremos se rematarán por flecos antiguos de canutillo.

Dicho palio reservará la Imagen de la Stma. Virgen Bella sobre el airoso y delicado escabel en plata de ley que ha formado parte de las andas hasta la actualidad, y que fue realizado por el insigne orfebre Fernando Marmolejo Hernández en 2010.

Por último, los candelabros de las esquinas, de basamento similar al del varal, sencillo pero elegante en sus formas y repartición de brazos, para las tulipas o luces, ornamentado con decoración vegetal y motivos eucarísticos como las uvas y espigas. Éstos se inspiran en los bellísimos candelabros decimonónicos que acompañan a la Señora en su Camarín.

Este paso tiene, como se puede apreciar, el valor añadido de recoger parte del patrimonio artístico que la Virgen ha ido recuperando y atesorando en los últimos años, y que conjugan con armonía, creando una obra excepcional, valiente y singularísima que darán al procesional de Nuestra Celestial Patrona un aire decimonónico de sutil belleza.