
En 1948, el veterano periodista onubense Domingo Gómez “Flery” -versado en temas colombinos- afirmaba que el propio Cristóbal Colón acudió a Lepe el día 1 de Agosto de 1492, con el doble propósito de reclutar marineros y de poner su flotilla bajo la protección de “la Virgen Santa, Inmaculada y Bella”. Según el susodicho autor, queda pues por descartado que la imagen de la Bella, después de la de los Milagros -patrona del histórico pueblo de Palos de la Frontera- ocupa el segundo lugar, por orden cronológico, entre cuantas vírgenes colombinas figuran en el nomenclátor de la Corona de Castilla; seguida por Ntra. Sr. de la Cinta, Patona de la ciudad de Huelva.

En mayo de 1990 se hace pública la “Coronación Canónica” de la Virgen de la Bella, con vistas a la citada efeméride. Se hace entrega, meses más tardes, del “Expediente de Coronación” con toda la referida documentación al Obispado. Posteriormente se expide el “Decreto de Coronación ratificado por S.S. Juan Pablo II y se fija como fecha de celebración de este evento el día 13 de junio de 1992.
La Parroquia, el Ayuntamiento y la Hermandad organizaron un “Programa de Actos” -celebrados de enero a junio de aquel año- donde se fija una serie completa de conferencias, conciertos musicales, presentación del himno, exposición de “Pintura Mariana”, misión popular, triduos preparatorios y pregón pronunciado por don Feliciano Fernández Sousa, cura párroco de Lepe.
La edición editada el lunes siguiente por el periódico “Huelva Información” nos muestra aquella memorable jornada del día 13 de junio de 1992 , del cual resaltamos lo siguiente:
“Miles de leperos y fieles de otros pueblos, superior a diez mil, presenciaron, el día 13 de Junio la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Bella.
Entre el repicar de campanas de la espadaña de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán y el estallido de los cohetes, minutos antes de las ocho de la tarde aparecía por el dintel de la puerta la sagrada imagen de la Virgen de la Bella sin corona al igual que el Niño Jesús.
La comitiva salió desde la parroquia y se dirigió hasta el lugar de la coronación -explanada de Rubalcaba- a la que llegó minutos más tarde de las nueve de la noche.
A continuación se dio paso a la Solemne Misa Pontifical de Coronación, presidida por don Rafael González Moralejo, Obispo de Huelva, y cantada por la Coral Polifónica “Gaudeamus” de Trigueros, acompañada por la Orquesta de Cámara del Conservatorio Superior de Música de Sevilla; que interpretaron la Misa de Coronación de W. A. Mozart.

Más tarde se dio paso al rito de la coronación, que se inició cuando el párroco de Lepe, don Feliciano Fernández Sousa, en nombre de la población, pidió al Sr. Obispo que se coronase a la imagen de la Virgen de la Bella. Tras la petición se leyó por el secretario-canciller del Obispado de Huelva, don Manuel Jesús Carrasco Terriza, el Decreto del Sr. Obispo -en nombre de S.S. el Papa- por el cual se autorizaba la Coronación Canónica de la Patrona de Lepe. A continuación el Prelado, don Rafael González Moralejo, auxiliado por el Párroco y por el canónigo maestro de ceremonias, don Juan de la Rosa; en compañía de los Padrinos de la Coronación -Hermanos Rodríguez Mendoza- y el Sr. Alcalde, don José Oria Galloso, subieron al Paso. El Sr. Obispo impuso las coronas -obras del orfebre sevillano Manuel de los Ríos- sobre las sienes de ambas imágenes, primero sobre el Niño Jesús y posteriormente a la Virgen.

Al concluir la ceremonia religiosa, en el instante que la Virgen descendía en su Paso por la rampa del altar, cayó un leve aguacero. La lluvia al cuarto de hora cesó y la Virgen de la Bella Coronada efectuó su triunfal procesión de regreso al templo parroquial de Santo Domingo de Guzmán, llegando a la iglesia sobrepasada la una de la madrugada”.
Éste ha sido el acto mariano más trascendente por el reconocimiento de la Santa Sede a la secular devoción -por espacio de medio milenio- que los leperos han profesado y profesan a su celestial Patrona, Abogada, Reina y Alcaldesa, Santa María de la Bella.
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